El 1º de mayo representa para muchos trabajadores y
trabajadoras una fecha en donde se hace posible
el encuentro con nuestros compañeros de trabajo por fuera del sofocante
ambiente de presiones y tareas que implica el hecho de trabajar bajo el mando
de un patrón. Representa un día de descanso –para algunos-, de alegría, y
de, si nuestros bolsillos nos lo permiten en una situación de precios altos y
salarios bajos, compartir con ellos un asado o un locro.
Allí compartiremos anécdotas, risas y recuerdos quizás, de aquellos compañeros que ya no están. Será en cierto modo, también, un momento carnavalesco, porque no, en donde al menos por un pequeño instante de gloria, la tortilla se de vuelta y nuestros patrones sean evocados con las más delirantes historias y alusiones.
Allí compartiremos anécdotas, risas y recuerdos quizás, de aquellos compañeros que ya no están. Será en cierto modo, también, un momento carnavalesco, porque no, en donde al menos por un pequeño instante de gloria, la tortilla se de vuelta y nuestros patrones sean evocados con las más delirantes historias y alusiones.
Pero el 1º de mayo es también un día de
reivindicación de las luchas que históricamente los trabajadores venimos
teniendo para mejorar y alcanzar condiciones dignas de trabajo y de vida para
nosotros y nuestras familias.